Las medidas que se están tomando en los primeros compases
de la legislatura por el gobierno del PP es un engaño a los trabajadores y a
las clases medias. Están cargando los sacrificios para cuadrar las cuentas en
quienes menos recursos tenemos y en quienes no tenemos responsabilidad alguna en esta crisis. Sin medias tintas,
considero que se está produciendo un desmantelamiento
del tan preciado y envidiado estado del bienestar, precarizando deliberadamente
y sin ningún pudor bienes tan imprescindibles para quienes precisamos de la
asistencia estatal como la sanidad, la educación o la dependencia. Y a este
desmantelamiento de los servicios públicos que limitarán la asistencia
sanitaria y su calidad, la posibilidad de cursar estudios superiores y la de
ser atendido en caso de no poder valerse por sí mismo, se suma el otro gran desmantelamiento, el de los derechos de los
trabajadores, de los que están en activo y de los que aspiran a estarlo con
una fórmula que se sintetiza en poner
los derechos de los trabajadores al servicio de los empresarios. Y cuando
los derechos de los trabajadores los administran los empresarios la
consecuencia es tan simple como cruda, LOS
TRABAJADORES SE QUEDAN SIN DERECHOS o, dicho de otra forma, nos
retrotraemos a las condiciones laborales de la España pre-constitucional.
Quizá quienes nos hemos criado con derechos que por ser
permanentes en el tiempo parecían tan propios como el derecho a respirar, pensemos
que se nos inyecta un mero mensaje catastrofista para alentar masas. Quizá sea
menester vivirlo en primera persona para comprender la verdadera dimensión de lo
que se vivió en este país hace 30 años, para poder valorar lo que se avanzó y lo
que se ha retrocedido. Pero no me cabe la menor duda que más menester es hacer un
ejercicio de documentación tan accesible con las nuevas tecnologías, de
consultar a quienes empezaron sus vidas laborales entonces y que, tras este ejercicio,
hagamos otro de reflexión y análisis del contenido de la Reforma Laboral y de las
consecuencias del adelgazamiento del sistema sanitario, educativo y, en definitiva
del sistema de protección social para comprobar que se han asentado, en un abrir y cerrar de ojos, las condiciones necesarias
para que con un simple capirotazo se ponga en marcha la locomotora del retroceso
de los derechos de las clases medias y trabajadoras. En la misma calle donde conseguimos nuestros derechos, debemos de defenderlos y recuperarlos. Como se suele decir, NOSOTROS
MISMOS.
Miguel Ángel Salazar