El
capital, dueños de la mayoría de los influyentes medios de comunicación
intentan tachar de insolidaridad a los trabajadores respecto de los
desempleados. La estrategia, vieja como el tiempo, de dividir a quienes
sometemos para que no se organicen. Mienten y por mil veces que repitan esa
mentira no será verdad. Criminalizan a los sindicatos, que errores habremos
cometido, pero que tenemos en nuestra voluntad ser útiles a los trabajadores.
Los juzgados han emitido miles de sentencias tras denuncias sindicales que han
servido para asentar derechos que nos negaban, los convenios colectivos fijan
normas que afectan a los trabajadores, sobre todo a los que trabajan en
empresas pequeñas sin control sindical para evitar que el empresario ponga sus
propias normas. Eso sale menos en la tele, pero es el pan nuestro de cada día.
Las relaciones laborales cambiaron radicalmente desde que los sindicatos
conseguimos nuestra legalización. Nadie puede discutir eso.
Ya
llevan un tiempo machacando con los liberados sindicales, pero no hablan de los
3000 liberados empresariales que pagamos los trabajadores y que pasan el día
buscando formas de legalizar la violación de nuestros derechos para
convertirlos en beneficios contables, llevan tiempo machacando con las
subvenciones a los sindicatos pero callan que en un 90% los sindicatos nos
financiamos con las cuotas de los afiliados y que, sin embargo, estamos a
disposición de todos, afiliados o no, y que recibimos menos subvenciones que la
fiesta de los toros, la Federación española de Fútbol, los partidos políticos o
la iglesia católica; hablan, y no paran, de los piquetes de los sindicatos,
pero no cuentan cuantos trabajadores en este país no han podido hacer huelga
por miedo a ser despedidos, eso son piquetes empresariales, más sutiles que los
sindicales, y sin la amenaza de la policía nacional.
En
este país todos los derechos se han conseguido luchando, la misma Democracia se
ganó en la calle. Si quieren normalidad que se sienten a hablar con los
trabajadores. Eso es lo más normal.
Canadá,
Suecia, Noruega, Dinamarca…son ejemplos de cómo se mantienen las condiciones
laborales y sociales en plena crisis. Son más competitivos con más formación de
sus trabajadores, con más investigación, con más innovación, siendo más
competitivos. No consiguen más clientes pagando menos salarios sino dando más
calidad (las plataformas latinoamericanas son un ejemplo de cómo pagar menos
salario no garantiza más clientes). Quieren que seamos China, pero siempre
habrá quien pague menos que en España.
Siempre
piden esfuerzos quienes menos lo hacen. España ha tenido 15 años de bonanza,
pero las plantillas estaban repletas de personal que no era ni mileurista y
nunca repartieron sus beneficios. Ahora quieren que asumamos como propio su
discurso del esfuerzo y el sacrificio, ¿pero quien ha hecho siempre los
sacrificios y el esfuerzo? Ellos que se queden con su discurso que nosotros
pelearemos por nuestros derechos. Es lo que toca.