Antes de la Reforma
Laboral a las empresas le interesaba reconocer la improcedencia del despido e
indemnizar al trabajador en lugar de pleitearlo, porque si ganaba el trabajador el
pleito (que era lo normal), el tiempo (podían ser meses con los recursos) que
transcurría desde el despido hasta la sentencia firme que daba la razón al
empleado, la empresa le tenía que pagar el salario como si hubiese estado
trabajando (salarios de tramitación)
por este motivo las empresas, sabedoras que perderían los pleitos, reconocían
la improcedencia, indemnizaban y evitaban el juicio para ahorrarse esos
salarios de tramitación. Ahora, por el
contrario, se eliminan los salarios
de tramitación, por lo que las empresas no tienen problemas en ser
demandadas porque no les va a suponer un coste adicional y si tienen suerte se
evitan la indemnización, pero además como
sea el trabajador quien pierda tiene que pagar las costas de su abogado de los
abogados de las empresas. La finalidad es disuadir al trabajador de
denunciar aunque le mueva la convicción de llevar razón.
Que nadie duda que no habrá empresa que resista la tentación
de hacer uso de una Reforma Laboral que les conviene tanto como perjudica a los
trabajadores.
Por eso la única forma de luchar contra estas prácticas es
en la calle, a través de la movilización, de la huelga y de la protesta ya que
no se quiere dialogar con los sindicatos. La otra opción es pensar que la
movilización no sirve para nada, a pesar de haber sido el gran instrumento para
conseguir los derechos que acabamos de perder, y mirar expectantes quien es la
siguiente víctima, mientras buscamos a quien culpar de no evitarlo. Lo que es evidente es que no movilizarse por
miedo a perder el trabajo no tiene sentido, porque se pierde igualmente. Si
todos secundamos las justas protestas no habrá cabezas de turco, no se puede
despedir a un país entero. Se trata de mover conciencias de que nos han quitado
nuestros derechos y que a todos, en su momento, nos llevará por delante.
La propia Democracia se consiguió porque la calle la luchó,
O CONVENCEMOS AL GOBIERNO QUE LES RESULTA
MÁS RENTABLE TENER A LOS TRABAJADORES EN SUS PUESTOS DE TRABAJO QUE EN LA CALLE
PARALIZANDO EL PAÍS , o seguiremos acordándonos de Santa Rita cuando
truene.